martes, 25 de octubre de 2016

Un poquito de sombra

Resultado de imagen de mujer con sombrilla

Hoy os contaré una pequeña historia:

"Hacía un día radiante de sol. La chica había disfrutado como nadie del agua fresca de la piscina. Pero ahora, permanecía sentada en los escalones de su entrada. Inmóvil, como petrificada. Desde las ventanas de las viviendas que rodeaban la piscina, los vecinos se asomaban entre curiosos y asustados. Se preguntaban qué estaba ocurriendo, qué era aquello que no acababan de entender. Alguien, finalmente se informó: la chica había recibido un fuerte impacto mientras nadaba. Uno de sus amigos le había saltado encima accidentalmente. No podía moverse. El dolor y el miedo la mantenían como paralizada, con medio cuerpo en el agua y el resto bajo el ardiente sol. Al conocer la noticia los vecinos se movieron inquietos. Pero sus amigos ya se habían encargado de llamar a la ambulancia. Nada quedaba por hacer. El asunto era demasiado grave como para que nadie pudiese ayudar en nada. Así que cada uno reaccionó según su parecer:  algunos simplemente dieron el tema por zanjado y se volvieron a sus casas, a sus propios asuntos. Otros  permanecieron observando de lejos, comentando la situación y conjeturando sobre lo que podría o no sucederle a la pobre chica.
Ella mientras tanto permanecía sentada, acompañada por sus angustiados amigos que buscaban ayuda sin saber dónde, ni de qué manera.
 Yo, era una de las que observaban la escena. Mi hijo me preguntaba angustiado qué podíamos hacer. Al principio, ante la magnitud del problema y visto que la ayuda estaba en camino pensé en contestarle..."nada". Pero entonces me di cuenta de algo. Cogí la sombrilla que teníamos puesta en el patio y me acerqué hasta ella. Al menos, podría proporcionarle algo de sombra. Hacer su espera un poquito más llevadera. Al acernarnos nos dimos cuenta de sus hombros y la  piel de su rostro enrojecidos. Al recibir la sombra sobre su acalorado cuerpo la chica nos miró y nos dio las gracias. Sus amigos también.
Poco después la ambulancia llegó y se llevó a la joven. Nunca más supimos de ella ni de su destino.
A veces me acuerdo de ella y me pregunto qué pasaría después. Y me alegro de que, al menos, pudiera ofrecerle aquel mísero consuelo en ese amargo trance. Y recuerdo su carita agradecida y aquella triste sonrisa.

A mi también me han ofrecido a veces el consuelo de un poquito de sombra. Quizá a quienes la ofrecen les parezca una miseria: Un poco de sombra es tan poca cosa... Pero a veces, cuando el sol aprieta y la sed se vuelve compañía, un poquito de sombra es un maravilloso privilegio. Por eso, cuando la sombra sin saber porqué un día se va, se echa de menos. Y por eso, siempre recordamos las manos que un día tuvieron el tiempo y las ganas para abrir para nosotros una pequeña sombrilla.
Yo siempre llevo una conmigo (aunque no se vea)...por si acaso."