viernes, 3 de febrero de 2012

Alas de mariposa...

La vida nunca será lo mismo. Sabemos que vivir es morir un poco cada día, y que decir adios es el precio que pagamos por existir. Pero ¿quién nos prepara para decir adios cuando aún no es momento? Hoy todo ha cambiado para siempre. Envejecer es caminar más despacio, cargados con las penas de todos los dolores padecidos en la vida, de todas la ausencias y todos los adioses; y descubrir que la vida es efímera, que las cosas malas ocurren y que la injusticia está instalada, agazapada detrás de cualquier esquina esperando para sorprendernos cuando menos la esperamos. Hoy mi carga se ha vuelto mucho, mucho más pesada.
Este blog se paró hace algún tiempo, breve o muy largo quien sabe. Se paró cuando una amiga comenzó su batalla contra el tiempo, defendiendo a su pequeña contra demonios sin piedad, presentando una batalla sin cuartel contra el enemigo que de pronto se volvió parte de sus vidas. ¿Cómo seguir adelante, hablando de berrinches, de enfados, de malas noches ? ¿Cómo, si ya todo parecía insignificante frente a lo que estaba pasando?
Mónica fue siempre parte indispensable de este blog. Siempre estuvo ligada a cualquier comentario, a cualquier post. Con su experiencia, sus consejos llenos de humor y de amor ha sido una invitada de honor.
Y para mi, desde hace ya tres años, una amiga incorpórea, una compañera en la distancia que me alentó en los momentos de miedo, me impulsó en los de cansancio, me escuchó en los de tristeza, me animó en los de desaliento... Me envolví en su ropa cuando busqué a mi hija en Kazajstán, y en sus palabras cuando esperaba el juicio. Me acurruqué en sus consejos y en su experiencia cuando las cosas no fueron fáciles. Y la sentí como una mano siempre tendida. Con su visión de la vida positiva, fuerte y alegre llenaba de luz todas nuestras conversaciones. ¿Cómo no quererla aún sin habernos visto nunca?

Y a través de su voz, fui viendo crecer a sus niñas. Su vida, su faro, su alegría. Su razón de ser. Ella, como yo, que lloraba imaginando cuando se fueran de casa al crecer... Sus niñas han sido un poco mías también durante estos tres años. Por eso, estoy aquí, a tres mil kilómetros, suspendida en este vacío que aún no puedo dotar de realidad, que no me puedo creer, que no asumo del todo.

La batalla ha terminado. La vida ha sido derrotada, una vez más. Y la pequeña valiente, "fuerza de roca, nombre de valle, alas de mariposa" ha emprendido el vuelo. ¿Cómo seguir adelante ahora? ¿Cómo ayudar a esa madre ahora? ¿cómo volver a sentir como antes?

Querida niña...imposible olvidarte. Vivirás para siempre en la risa de tu hermana, en los ojos de tu padre, en el pelo de tu madre...En cada brisa de verano, en los juegos en el parque, en esa Dora La Exploradora que tanto te gustaba...En esas calles que estarán mudas sin tu presencia. En las miradas de tus compañeros de cole. En el corazón de todos los que te quieren. Y en tu madre, que vivirá por tí, como siempre hizo y como ahora, tendrá que volver a hacer.