miércoles, 27 de enero de 2016

APRENDIENDO EN CASA. RECURSOS EN LA RED.

Mientras en la sociedad existe un debate acerca de la conveniencia de las tareas escolares y de la cantidad de tiempo y esfuerzo que estas deberían acarrear a los alumnos, los padres de niños con dificultades nos enfrentamos a otro planteamiento diferente: ¿hacemos suficiente por nuestros hijos en el tiempo que pasan con nosotros?

Mi hija vuelve a casa a la hora de comer. A priori parecería que disponemos de toda la larga tarde para aprovecharla de mil maneras diferentes. Pero la realidad es que cuando tu hija no puede avanzar al ritmo que el colegio impone, te enfrentas a la necesidad de tratar de ayudar en casa. Y eso, muchas veces, a costa del tiempo de juego y de relax que sería el ideal. Desde fuera parece muy sencillo. Las madres no deben ser terapeutas de sus hijos, ni maestras, ni entrenadoras...pero entonces, cuando estos profesionales no están disponibles o su trabajo no tiene suficiente presencia ¿quién se ocuparía de ese tema? La respuesta es sencilla: si se tienen muchos recursos económicos y se vive en el lugar adecuado, y se dispone del tiempo necesario... quizá se pueda conseguir toda la ayuda externa que se precise. En caso contrario, toca ponerse en acción.

Sobre todo porque hay una corriente de desaprensivos que consideran que los padres de niños con dificultades somos presa fácil para aplicarnos tarifas abusivas por servicios de eficacia poco demostrable. Hace poco localicé a un gabinete de profesionales pedagogos y psicólogos que desarrollan ayudas para dificultades de aprendizaje. ¿Sabéis cuál era su tarifa? 36 euros la hora. Esto traducido, sería, por veinte días al mes (una hora cada tarde) un total de 720 euros. Casi nada. Y me da rabia porque, independientemente de la formación del profesor, no va a dejar de ser una clase particular. Sin más material extra que la encarezca ni otros aditamentos que justifiquen ese precio. Salvo quizás, que la desesperación pueden convertir en buenos clientes a los padres de niños con problemas. Una desvergüenza de la que me encuentro muchos ejemplos a diario.

Esta necesidad de encontrar ayudas accesibles te convierte en una profesional de la búsqueda de recursos educativos en la red. Programas de desarrollo lector, de matemáticas, métodos y disciplinas alternativos, enfoques pedagógicos distintos... Puede llegar a ser abrumador. Y agotador, os lo aseguro.

Al final, cuando te enfrentas a la gran cantidad de opciones más o menos adecuadas a tu caso que te encuentras hay que tomar un postura mental de supervivencia: "no sé si lo que intento es lo mejor, pero es lo mejor que tenemos ahora mismo". Lo digo porque a veces, la sensación de que ente tanta oferta puede estar escondida la respuesta a nuestras plegarias, es un poco angustiosa. Y nos puede crear inseguridad ante cada nuevo paso. Sobre todo porque en internet abundan las opciones pero muchas veces, lo que nos encontramos después de intentar algo nuevo, es una decepción: programas que parecen improvisados, sin rigor o sin continuidad.

Claro que no todo es así. Hay algunas sorpresas que pueden, de pronto, simplificarnos un poco la existencia en este sentido. Hace ya varios meses que descubrí un programa de aprendizaje matemático que se ha convertido en nuestro mejor aliado. Se trata de un sistema llamado Smartick. Lo había oído mencionar a una amiga mía, pero no pensaba que sería adecuado para nosotras. Hasta que llegó el verano, y aprovechando el tiempo libre decidí utilizar la oportunidad de probarlo gratis dos semanas, que ten dan en su web. Y fue una auténtica sorpresa.

A mi hija le encantó desde el primer momento. Su planteamiento visual, colorido y sencillo, su sistema de recompensas, la posibilidad de manejarlo ella sola desde la tablet...

Han pasado muchos meses y cada día, sin excepción, mi hija se sienta con su tablet en el regazo, con la misma ilusión que si fuera a jugar a uno de esos juegos que tanto les gustan. Se ha convertido en su rutina favorita a pesar de que es un momento "de estudio".

Durante tan sólo quince minutos, mi hija resuelve ejercicios matemáticos con tan solo tocar la pantalla. El algoritmo del programa es tan eficiente que es capaz de adaptarse perfectamente a los avances y retrocesos de la niña, retándola sin atropellarla.

Pero además, el programa ha tenido en cuenta todos los aspectos que un niño necesita para sentirse alentado: es visualmente muy bonito. Con colores y motivos que estimulan y sorprenden a los niños. Bueno y a los más grandes porque llegan hasta sexto de primaria. El otro día, mientras "trabajaba" mi hija se encontró con una torre llena de princesas que contar. Una novedad que le encantó.

El programa no penaliza pero sin embargo, sí premia. Y los niños van consiguiendo estrellas por sus aciertos. Luego podrán cambiarlas por ropa para su avatar, un muñeco virtual que ellos mismos diseñan y al que visten y modifican a su gusto. Ese es el premio diario a su trabajo, no importa si les salió bien o mal. El esfuerzo tiene siempre su recompensa en Smartick. Un aliciente que a mi pequeña le sirvió para, digamos, entrar en materia, pero que ahora mismo ha pasado a segundo plano. Lo hace con gusto y con la satisfacción de sentirse cómoda y de conseguir cada día un reto más.

Os parecerá quizá una cosa menor, pero para mi, siempre en la brega en este tema, encontrar un aliado como este programa ha sido un descanso muy importante. No sé quién ha diseñado el programa, la verdad, pero se ha ganado toda mi admiración. De hecho, cuenta con varios premios como reconocimiento a su valor.

Y por eso quería compartirlo con vosotras. Es el ejemplo perfecto de que estudiar no tiene que ser nunca sinónimo de pasarlo mal sino más bien, todo lo contrario.
El desarrollo del pensamiento lógico unido al crecimiento de la mente matemática, por decirlo así, es claro. Aprender a pensar parece algo que ocurre automáticamente, pero la realidad es que organizar el pensamiento, ordenar de forma secuenciada la información que recibimos o queremos emitir, discriminar categorías de objetos y muchos otros conceptos requieren una visión matemática de la vida.

Por ello, os recomiendo que probéis este sistema con vuestro niños, sobre todo si están teniendo algún problema de aprendizaje.  Para mí es un aliado. Un gran apoyo que además hace a mi hija observar sus avances con optimismo. Os pongo el enlace, para que podáis verlo. Espero que a vosotros también os sirva y que ayude a vuestros niños como está ayudando a mi pequeña.

Ver Smartick pinchando aquí